viernes, 28 de junio de 2013

Una enfermedad terminal, “El mal del Doble estándar empresarial”


¿Doble estándar?  No, así no se dice…suena poco elegante, mejor digamos que” Es una situación digna de analizar y que las cosas no son como aparentan, podríamos agregar que puede ser un mal entendido, seguramente una mala interpretación por falta de información “ ¡puuuf!   Me estresa, puro cantinfleo.
 La verdad es que estamos en tiempos donde las empresas a veces pareciera que ayudan, pero en realidad van donde calienta el sol, por una parte alardean de la RSE y la importancia que esta tiene, “Que beneficios hacia sus trabajadores, ayudas sociales, compromiso con el entorno”, pero sí parece que no hablamos de aquellos que solo les encanta engordar sus billeteras, pienso que me equivoco  y estoy describiendo algún tipo de pastoral, en fin, son solo cosas que dan vuelta en mi cabeza.
Ahora bien, en la teoría esto debiera ser así, deberían existir más empresas que se preocupen de una real RSE, ya que de acuerdo a la definición que le otorga la Fundación Pro Humana “Esta es una contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad”.
Pero encontrando por otro lado, miradas como las de Luis Ernesto Valderrubio, investigador del Departamento de Administración de la U. de G. México, quien nos dice que “La actividad filantrópica es una estrategia de negocio, pues les sale más barato hacer donaciones que pagar impuestos, además de que les da una buena imagen y penetración ante los consumidores.  De esta manera compiten con el gobierno en términos de poder e imagen” en resumen, pequeñas ayudas para aparecer en los medios.

Pero debemos reconocer que este tema es transversal y se da en muchos países, teniendo claros ejemplo como Walt-Mart , que si bien figuran como empresa líderes en RSE, enfrentan demandas por sus políticas de hostigamiento y discriminación, interpretándose claramente como un doble discurso por parte de los empresarios, pues por un lado promueven la filantropía y por otro lesionan los derechos de sus trabajadores.

En fin, estos son sistemas contra los cuales no se puede luchar, la legislación permite que las cosas sean así y el poder es lo que manda hoy, solo queda esperar, esperar y esperar, en algún momento puede darse un despertar, un cambio de conciencia que pueda curar esta enfermedad terminal, “El mal del Doble estándar empresarial”.

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