viernes, 28 de junio de 2013

Erase una vez…”Un copión” y su destino era ser segundón.




Si bien alguien puede contar con todos los recursos necesarios, equipamiento técnico de última generación, los mejores contactos, es más, contar con el presupuesto para sacar adelante cualquier idea, la verdad es que todo eso sin lo principal no sirve de nada, lo repito “Solo, no sirve de nada” ya que lo principal es lo intangible, el valor de la creatividad, eso que no se compra.

 La originalidad es un atributo que no todos desarrollan, existen personas que se dedican a robar ideas y que en base a eso hacen carrera… pero la verdad es que a la larga poco ayuda, sin creatividad se está destinado a nunca alcanzar el primer lugar.

Esto se puede ver reflejado en los diversos spot que bombardean la televisión, le da una respuesta al por que algunas marcas han logrado el status que hoy tienen y otras simplemente desaparecen, resaltando, en aquellas que alcanza el éxito, su creatividad, originalidad, la identidad  que transmiten a través del espacio publicitario, como señala Barthes, lograr el punctum, el cual “Surge de la escena como una flecha que viene a clavarse y aunque puede llenar toda la foto, muy a menudo solo es un detalle que viene de algo proustiano, algo íntimo y que a la vez provoca un punzamiento” en otras palabras no solo gustar, hay que lograr encantar, incitar a la acción.
Un ejemplo claro puede ser Coca- Cola, ¿A quién no se le viene a la cabeza la palabra felicidad cuando escucha ese nombre?  Eso es lo que transmite la marca en sus mensajes, esa es su esencia, “Felicidad” además de trabajar conceptos como Innovación y adaptación a la sociedad, dos términos claves que son la masa del éxito de esta marca, lo que genera que a pesar de tener un producto que es imitado por muchas otras empresas en el mercado, no pueda ser destronada de su puesto de N° 1.

Como lección, se debe tener presente que siempre al momento de comunicar utilizando herramientas publicitarias debemos seleccionar muy bien los puntos que vamos a resaltar, ocupándonos de lo propio más que lo del vecino, transmitir nuestro mensaje y no olvidar que la creatividad y la originalidad son la única clave del éxito, ya que para el copión a la larga siempre le esperara el puesto de ¡segundón!


Una enfermedad terminal, “El mal del Doble estándar empresarial”


¿Doble estándar?  No, así no se dice…suena poco elegante, mejor digamos que” Es una situación digna de analizar y que las cosas no son como aparentan, podríamos agregar que puede ser un mal entendido, seguramente una mala interpretación por falta de información “ ¡puuuf!   Me estresa, puro cantinfleo.
 La verdad es que estamos en tiempos donde las empresas a veces pareciera que ayudan, pero en realidad van donde calienta el sol, por una parte alardean de la RSE y la importancia que esta tiene, “Que beneficios hacia sus trabajadores, ayudas sociales, compromiso con el entorno”, pero sí parece que no hablamos de aquellos que solo les encanta engordar sus billeteras, pienso que me equivoco  y estoy describiendo algún tipo de pastoral, en fin, son solo cosas que dan vuelta en mi cabeza.
Ahora bien, en la teoría esto debiera ser así, deberían existir más empresas que se preocupen de una real RSE, ya que de acuerdo a la definición que le otorga la Fundación Pro Humana “Esta es una contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad”.
Pero encontrando por otro lado, miradas como las de Luis Ernesto Valderrubio, investigador del Departamento de Administración de la U. de G. México, quien nos dice que “La actividad filantrópica es una estrategia de negocio, pues les sale más barato hacer donaciones que pagar impuestos, además de que les da una buena imagen y penetración ante los consumidores.  De esta manera compiten con el gobierno en términos de poder e imagen” en resumen, pequeñas ayudas para aparecer en los medios.

Pero debemos reconocer que este tema es transversal y se da en muchos países, teniendo claros ejemplo como Walt-Mart , que si bien figuran como empresa líderes en RSE, enfrentan demandas por sus políticas de hostigamiento y discriminación, interpretándose claramente como un doble discurso por parte de los empresarios, pues por un lado promueven la filantropía y por otro lesionan los derechos de sus trabajadores.

En fin, estos son sistemas contra los cuales no se puede luchar, la legislación permite que las cosas sean así y el poder es lo que manda hoy, solo queda esperar, esperar y esperar, en algún momento puede darse un despertar, un cambio de conciencia que pueda curar esta enfermedad terminal, “El mal del Doble estándar empresarial”.

Por la boca muere el pez






¿Cuántas veces hemos cometido el error de hablar demás? Quedando con esa sensación de ¡chuuuuu! ¡Metí las patas otra vez! Bastantes ¿no es verdad? pero a pesar de eso, es una actitud que no deja de ser normal, a todo el mundo le ha pasado. Generalmente esto sucede por no pensar lo que se dice, hablar por hablar, “acción peligrosa” que puede desencadenar un sin número de problemas en nuestras vidas, pero de mayor cuidado aún es cuando este actuar se convierte en habito, en ese momento hay que entrar a preocuparse.
Estas son características del perfil que claramente no debe tener un buen vocero, el que se puede definir como término a “alguien que procede de voz y que hace referencia a la persona que habla en nombre de otra, de un grupo, organización, etc.”
Según Flavio Díaz Taumé, director general de Fleishman Hillard de México, un buen vocero debe considerar 7 puntos como pilares fundamentales de su comunicación, siendo estos los siguientes:

1. Reconoce tus debilidades como vocero.
2. Evalúa los mensajes.
3. Domina el tema y no improvises.
4. No hables de más.
5. Respeta el trabajo del periodista y conoce tus derechos.
6. Infórmate sobre el medio y el periodista.
7. Utiliza las redes sociales.

Por último, destacar que un buen vocero reconoce que el mensaje que debe entregar no es el suyo, es el mensaje de quienes el representa, integrando siempre en su vocería la entrega de mensajes claves, tendiendo puentes cuando las preguntas no sean lo más cómodo de responder y finalizando con el nunca, pero nunca hablar de más, ya que como dice el dicho popular “Por la boca muere el pez”.

jueves, 27 de junio de 2013

No oigo, no oigo soy de palo, tengo orejas de pescado



  ¿Quién alguna vez no ha tenido o escuchado hablar de un mal jefe?  Ese jefe negrero, abusador, explotador, ese que pareciera que goza abusando de su cargo y generando un mal clima laboral. La verdad es que Chile está lleno de ellos, seres que se olvidan que todos somos personas y que solo por el hecho de tener alguien a su cargo se creen de un nivel superior... qué error más grande.
  Este es uno de los motivos por los que muchas  empresas sufren grandes problemas de comunicación interna,  estos seres divinos y superiores se olvidan que para que exista una buena comunicación esta debe fluir en todos los sentidos y no solo desde arriba. No todo gira en torno a las ordenes.

  Según Rafael Muñiz, en su libro Marketing en el siglo XXI  nos dice “En cuanto a los tipos de comunicación interna, podemos hablar de dos: ascendente, que se realiza desde abajo hacia arriba en el organigrama de la empresa; y descendente, que tiene lugar desde arriba", a lo que agrega: "A menudo, muchas empresas caen en el error de convertir su comunicación en algo unidireccional, donde los trabajadores son meros sujetos pasivos, debemos recordar que el diálogo entre la dirección y los trabajadores ha de ser constante. El feedback es fundamental en este tipo de comunicación. Y decimos esto porque todavía existen compañías que confunden la comunicación con la información”. 


   Es por eso que los procesos no fluyen como debieran, el personal se aburre, abandona, desencadenando un ir y venir, una rotación de personal enorme, ¡Y así la cosa no funciona! La recomendación de Rafael Muñiz es  que “Para aumentar la eficacia del equipo humano, verdadero artífice de los resultados, ha de sentirse a gusto e integrado dentro de su organización y esto sólo es posible si los trabajadores están informados, conocen los diferentes entramados de la compañía, su misión, su filosofía, sus valores, su estrategia, se sienten parte de ella y, por consiguiente, están dispuestos a dar todo de sí mismos. Además, no debemos olvidar que la comunicación interna ayuda a reducir la incertidumbre y a prevenir el temido rumor, un elemento muy peligroso para las compañías”.

   Por eso, si algún día, le toca ser jefe no contribuya con el aumento de estrés en el país, que su filosofía no sea “No oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado” escuche, atienda las necesidades de las personas que tiene a cargo, recuerde “son personas” al igual que usted, respiran, comen, sienten, piensan.


No sea patrón de fundo, recuerde que hay alguien mirándonos y que en la vida todo va y viene y como dice  Bernardino Rebolledo: "No sabe más el que más cosas sabe, sino el que sabe las que más importan."